Es habitual encontrar debajo de la cama alguna chancla que se nos perdió el mes pasado, uñas de los pies en el baño y algún que otro agresor de la lengua española -o lengua castellana- en la red.
Como si de la Santa Inquisición o de los nacional socialistas se tratase pretendo perseguir a la gente diferente, pero ésta realmente necesita ser perseguida -supongo que lo mismo dirían entonces- por retorcer el vocabulario y enfermar mentes jóvenes. Es tan cierto como triste que podamos afirmar que Vlad Tepes y un gitano serían como Tom Cruise y su novia engañada, al lado del duplo formado por el lexicocida y un diccionario.
Quiero dejar constancia de que aunque ésto parezca bisoño, queridos lectores, no solo lo aparenta. Lo es. Pero uno necesita nadar en el agua para saber si está fría, y de momento ni frío ni calor.
Ahora me voy a escuchar un poco la radio y a dormir, que ahí no cometen faltas ortográficas. Y si las cometen, me da igual, porque curan el insomnio.
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